Astrid Ortiz

Astrid Ortiz

7 dic 2023

Ser el hijo favorito, ¿bendición o pesadilla?.

Por Astrid Ortiz.

 

Desde hace unos meses, me aparecen a montones podcasts y TV shows motivacionales y de espectáculos que exponen insistentemente el tema: “Violencia intrafamiliar y abusos narcisistas”. Uno de los casos que recuerdo haber visto es el juicio legal que enfrenta con su papá Araceli Ordaz, mejor conocida como Gomita, quien se ha encargado de destacar en sus redes sociales que a pesar de lo bien que se veía con su familia, “no todo lo que relumbra es oro”.

Por si fuera poco, las manifestaciones sobre estos fatales incidentes empezaron a cruzarse en mi camino fuera de las redes sociales, en conversaciones propias y ajenas donde más de 2 veces escuché la frase: “necesito alejarme de mi padre porque temo por mi vida”. Yo creo mucho en Dios, y siempre, siempre le estoy pidiendo señales; así que yo sé que cuando algo se me presenta 3 veces o más, no es nada más porque sí….

Por eso algo me decía, yo sabía que tenía que escribir sobre esto, y ojo: no estoy diciendo que los hombres sean los únicos malos aquí, porque casos de mujeres agresoras, incluso con el sexo o puesto, se saben, pero en cuanto a las conversaciones que he tenido y que he escuchado, 8 de cada 10 señalamientos de este tipo son hacia hombres. En fin, esto no se va a centrar en un solo género.

de este tema, hay una perspectiva que me llamó la atención y es de la que quiero hablar. ¿quién de aquí sabía que un padre o una madre narcisista tiene a su hijo favorito, pero que si ya no le puede sacar provecho, ya no es su favorito?. Vamos por partes:

Según la revista Psychology Today, una de las señales que delatan a padres narcisistas es querer vivir a través de sus hijos. Si no son del tipo de personas que los obligan a estudiar la carrera que ellos quisieron y no pudieron, que además no es precisamente lo que sus primogénitos quieren, son aquellos que se aprovechan de sus logros personales, profesionales y académicos para presumir y sentirse alagados como progenitores, para obviamente aumentar su ego.

Es el típico papá o la típica mamá que todo el día, todos los días está hablando con sus compañeros del trabajo, demás familia y amigos, de aquél hijo o hija que ante sus ojos ha tenido más éxito, o que tiene alguna discapacidad, y ya por eso cualquier cosa que hace se vuelve magistral, y no solo eso, sino que además, exagera en los logros. ¿ven por qué les dije que tengo esto tan cerca?. Aún no he dicho nada; ¿quieren más?.

Al convivir con tantas personas con alguna deficiencia física y mental a lo largo de mi vida, les puedo platicar de un caso donde no solamente se involucra el tema de la discapacidad, sino también la cuestión del éxito que alguien ha tenido hasta el momento en lograr todo lo que ha querido. Para respetar la privacidad de esta chica, vamos a ponerle “Marta”.

A ella, la escuela en la que estuvo le permitió desenvolverse en lo que le gusta hacer no solamente en México, sino también en Texas. Todos se encargaron casi siempre de velar por su bienestar, incluso rayando a veces en la sobreprotección. Su madre, se llenaba la boca con todas las anécdotas de su hija en el transcurso de ese tiempo.

Cuando llegó la hora de buscar su propio camino, también llegó el momento de empezar de cero, por lo que Marta dejó a un lado las actividades fuera de México, y su madre se quedó sin tanto de qué presumir. ¿qué crees que hizo la doña?.

Un día su hija la acompañó a una reunión de trabajo, y en el camino, la señora le iba diciendo a Marta: “ayer les dije a todos que el mes pasado te fuiste a un torneo en España con tus ex maestros y compañeros de aquella escuela, para que si te preguntan, les digas que sí es cierto, para quedar bien”.

Marta le preguntó que por qué había inventado eso, y ella le contestó que solo para presumir. Entonces su hija se negó a prestarse al circo, y su mamá la amenazó con hacerla quedar como una niña berrinchuda delante de todos si no accedía, pero aún con todo y eso, no lo consiguió.

afortunadamente los compañeros de su madre no le preguntaron nada sobre aquella mentira, pero desde ese día, para la señora, cualquier cosa que su hija hace está mal y todo por no hacerle caso.

Dentro de lo que cabía, la relación entre Marta y su madre era buena, pero entre la progenitora y su hijo (hermano de Marta) no. Son 2 mundos que chocan, hasta la fecha no se pueden ni ver, y tenían que vivir bajo el mismo techo. Evidentemente peleaban mucho, pero en una de esas peleas, ella le apuntó a él con arma blanca, advirtiéndole que lo atacaría si no hacía lo que le estaba pidiendo.

A su mamá no le importaba enfrente de quién, ni dónde fueran las peleas. Él no podía tener amigas porque lo celaba mucho, y cuando se encontró con una de ellas y se acercó para saludarla, la señora le preguntó enojada quién era ella y que si era su novia, para después empujarlo de un sentón, todo esto ante la mirada atónita de la gente.

En repetidas ocasiones Marta y su hermano le pidieron a su padre divorciarse de su madre debido a muchas situaciones como estas, pero él no accedió por costumbre, por estabilidad y lo que dirá la sociedad, y supongo que porque además de estos 2 hijos, aún tienen otro menor de edad. Lo que sí les puedo decir, es que ninguno de los 3 hijos quiere a su madre, ni si quiera Marta que es la “favorita”; de hecho planean dejarla abandonada en su vejez.

Sé que entre abusos narcisistas hay de casos a casos, y que ninguno se puede comparar con otro, pero si en un principio comenté un poco sobre el caso de Araceli, fue porque ella mencionó en 2 diferentes podcasts, que no había sido tan fácil deslindarse laboralmente de su padre, porque toda su vida había estado trabajando con él, y a pesar de que le hacía daño, era la costumbre la que la mantuvo ahí durante 25 años y sin sueldo.

Marta también estuvo con su madre encima toda la vida, pero ahora se dio cuenta de que por más que sea su madre, hay algo en ella que no le hace bien, y que además la señora no piensa cambiar, y que si Marta tiene que actuar, no solamente será para su bien sino el de toda su familia. Si hay alguien aquí viviendo un abuso narcisista, sea de mamá, de papá, de una pareja o de quien sea, por su bienestar, que se salga de ahí como pueda; “el árbol genealógico también se poda”.



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