Astrid Ortiz

Astrid Ortiz

20 jun 2025

Israel, Irán y Trump, ¿ causantes de la tercera guerra mundial?

Una enemistad que amenaza con incendiar el mundo.

Una enemistad que amenaza con incendiar el mundo.

Por Astrid Ortiz.

– Mientras el mundo observa con nerviosismo, Israel e Irán han entrado en uno de los capítulos más peligrosos y violentos de su larga rivalidad. Lo que comenzó como una disputa ideológica y geopolítica, se convirtió en una espiral de ataques, represalias y amenazas de guerra abierta, con consecuencias que podrían repercutir en toda la región y en el equilibrio global. ¿Cómo llegamos hasta aquí? ¿Por qué dos países que alguna vez fueron aliados hoy están al borde del abismo?

De aliados estratégicos a enemigos jurados.

Antes de la Revolución Islámica de 1979, Irán e Israel mantenían relaciones amistosas. Bajo el gobierno del sha Mohammad Reza Pahleví, Irán era un país laico, pro-occidental y con fuertes vínculos con Estados Unidos e Israel. Compartían intereses estratégicos, como el temor a la expansión soviética y la necesidad de estabilidad en Medio Oriente.

Todo cambió en 1979. La Revolución liderada por el ayatolá Ruhollah Jomeiní instauró una república islámica basada en los principios chiitas. Desde entonces, el nuevo régimen rompió relaciones con Israel, al que comenzó a llamar “el régimen sionista”, y lo calificó como ilegítimo y enemigo del Islam. Este fue el punto de partida de más de cuatro décadas de tensiones crecientes.

Sabotajes, espionaje y ataques selectivos.

En las siguientes décadas, el conflicto se desarrolló más en las sombras que en el campo de batalla. Irán comenzó a financiar y apoyar a grupos armados que combatían a Israel directa o indirectamente, como Hezbolá en Líbano y Hamás en Gaza. Israel, por su parte, llevó a cabo operaciones encubiertas para frenar el desarrollo nuclear de Irán y eliminar a figuras clave de su programa militar.

Entre 2010 y 2020, las tensiones aumentaron con eventos como:

  • El ciberataque con el virus Stuxnet (2010), presuntamente desarrollado por Israel y EE.UU., que saboteó las centrifugadoras nucleares de Irán.
  • El asesinato del científico Mohsen Fakhrizadeh en 2020, considerado el padre del programa nuclear iraní.
  • Recurrentes explosiones en instalaciones nucleares iraníes, atribuidas a operativos del Mossad.

Israel argumentaba que sus acciones eran medidas preventivas para evitar que Irán obtuviera armas nucleares, mientras que Irán lo veía como una violación a su soberanía.

2023: el punto de quiebre.

El 7 de octubre de 2023, Hamás lanzó un ataque masivo contra Israel desde Gaza. Aunque Irán negó participación directa, se confirmó que apoyó logística y militarmente al grupo. Israel respondió con una ofensiva total sobre Gaza, y el conflicto pronto salpicó a otros actores regionales.

Irán, al ver amenazada su influencia en la región, comenzó a movilizarse. Israel, por su parte, intensificó sus operaciones contra objetivos iraníes en Siria y Líbano, donde Irán tiene una fuerte presencia militar.

Del fuego cruzado a los bombardeos abiertos.

En abril de 2024, Israel bombardeó el consulado iraní en Damasco, Siria. Este ataque mató a 16 personas, entre ellas altos mandos de la Guardia Revolucionaria iraní. Para Teherán, esto fue una línea roja.

El 13 de abril de 2024, Irán respondió con la Operación Promesa Verdadera: lanzó más de 300 drones y misiles sobre territorio israelí. Aunque Israel logró interceptar la mayoría, los pocos que impactaron dejaron daños y víctimas. Israel contraatacó el 19 de abril con una ofensiva sobre Isfahán, donde se encuentra una de las instalaciones nucleares más importantes de Irán.

En septiembre de ese mismo año, un nuevo giro encendió las alarmas internacionales: Israel asesinó a Hassan Nasrallah, líder de Hezbolá. Irán prometió venganza, y la región se mantuvo en un estado constante de tensión.

Junio de 2025: la escalada más peligrosa.

La violencia alcanzó un nuevo nivel en junio de 2025. El 12 de junio, Israel lanzó la Operación León Creciente, una ofensiva quirúrgica pero devastadora que impactó instalaciones nucleares y militares en Teherán, Natanz y Tabriz. El ataque dejó decenas de muertos, incluyendo al general Hossein Salami, una figura clave de la Guardia Revolucionaria.

La respuesta de Irán fue inmediata. El 13 de junio ejecutó la Operación Promesa Verdadera III, lanzando más de 150 misiles balísticos y 100 drones contra ciudades israelíes. Tel Aviv, Herzliya y otras zonas fueron impactadas, provocando muertos, heridos y gran destrucción.

El 17 de junio, Israel respondió nuevamente: asesinó al jefe del Estado Mayor iraní, Alí Shadmani, y advirtió a su sucesor que “debería pensarlo dos veces antes de asumir el cargo”. En el mismo mensaje, el gobierno israelí comparó a Jamenei, el líder supremo iraní, con Saddam Hussein, insinuando que podría tener un final similar.

¿Estados Unidos al borde de la guerra?.

El presidente de Estados Unidos, Donald J. Trump, sostuvo una reunión de emergencia con su Consejo de Seguridad Nacional para analizar la posibilidad de que su país intervenga directamente en el conflicto armado entre Israel e Irán.

La reunión tuvo lugar en la Casa Blanca, luego de que el mandatario abandonara de forma anticipada la cumbre del G7 en Canadá. Trump justificó su regreso inmediato alegando que la situación en Medio Oriente es una amenaza seria a la seguridad global, y reiteró que la defensa de Israel es una prioridad para su gobierno.

Durante el encuentro, el presidente y su equipo discutieron distintas opciones de respuesta. Entre las propuestas más delicadas se encuentra un posible ataque contra instalaciones nucleares de Irán, como la planta subterránea de Fordow, ubicada en la provincia de Qom. También se contemplaron acciones como brindar cobertura aérea a las fuerzas israelíes, suministrar armamento estratégico, reforzar bases militares estadounidenses en la región y coordinar operaciones conjuntas con el gobierno de Benjamin Netanyahu.

Trump expresó su postura con contundencia a través de su red social Truth Social. Declaró que Estados Unidos tiene “control total del cielo iraní” y exigió “la rendición incondicional del régimen de Teherán”. En uno de los mensajes que más atención ha generado, afirmó que su administración conoce el paradero del líder supremo de Irán, Ali Jameneí, y añadió: “Sabemos dónde está, pero no lo eliminaremos… al menos no por ahora”.

Estas declaraciones han provocado reacciones inmediatas en Teherán. Irán elevó su nivel de alerta militar, desplegó sistemas antimisiles y activó su defensa aérea estratégica. El ejército iraní también ha comenzado a movilizar fuerzas en zonas clave y advierte que cualquier acción directa de Estados Unidos será considerada una declaración de guerra. Además, las principales bases militares estadounidenses en Irak, Siria y el Golfo Pérsico están siendo vigiladas por las fuerzas iraníes y sus aliados regionales.

En el ámbito político interno, la decisión de Trump de evaluar una intervención militar ha generado un fuerte debate en el Congreso. Algunos legisladores republicanos respaldan una acción armada en defensa de Israel, mientras que sectores demócratas y expertos del Pentágono advierten sobre los riesgos de un nuevo conflicto a gran escala en Medio Oriente. Varios miembros del Congreso han señalado que una intervención directa debe ser aprobada formalmente por el Poder Legislativo, tal como lo establece la Constitución.

El Pentágono, por su parte, ha declarado que todas las opciones están siendo consideradas, pero que aún no se ha tomado una decisión definitiva sobre ataques directos a Irán. Sin embargo, se confirmó que Estados Unidos ha incrementado su presencia militar en zonas estratégicas como el mar Rojo y el estrecho de Ormuz, con el fin de proteger intereses y aliados regionales.

Las consecuencias globales no se hicieron esperar. Los mercados internacionales reaccionaron con volatilidad, y el precio del petróleo superó los 100 dólares por barril. Diversas embajadas comenzaron a evacuar personal diplomático de zonas de riesgo y la comunidad internacional expresó profunda preocupación ante la posibilidad de que el conflicto escale a una guerra regional o incluso desemboque en un enfrentamiento nuclear.

Organizaciones multilaterales como la ONU, la Unión Europea y la OTAN han pedido contención, diálogo y una solución diplomática urgente. No obstante, hasta el momento, ni Irán, ni Israel ni Estados Unidos han mostrado señales claras de desescalada.

Israel bombardea en vivo la televisión estatal de Irán en Teherán.

En un giro dentro del conflicto que arde entre Israel e Irán, las Fuerzas de Defensa israelíes bombardearon este martes la sede de la televisión estatal iraní (IRIB) en pleno noticiero transmitido en vivo desde el centro de Teherán. El ataque sacudió los estudios centrales del canal mientras se emitía el informativo, obligando a la presentadora a interrumpir la transmisión y huir del lugar entre explosiones y nubes de polvo

El bombardeo, ejecutado con misiles o proyectiles de precisión, dejó al menos tres personas muertas, entre ellas al periodista Nima Rajabpour y una administradora, según confirmó el Comité para la Protección de Periodistas.

Israel justificó el ataque acusando a IRIB de funcionar como centro de “propaganda militar encubierta” y advirtió a la población del distrito 3 de Teherán que evacuara ante los ataques inminentes.

Durante la retransmisión del ataque, la presentadora Sahar Emami debió interrumpir el noticiero cuando el estudio comenzó a temblar. Las imágenes se viralizaron rápidamente en redes sociales, causando impacto en todo el mundo. Luego del bombardeo, la señal se interrumpió momentáneamente, aunque posteriormente se restableció.

Irán, por su parte, respondió derribando un caza F35 israelí cerca de Tabriz y advirtiendo que el sistema mediático israelí, incluidos los canales 12 y 14, podría ser blanco de represalias. También emitió órdenes de evacuación preventiva para zonas de Tel Aviv, como Bnei Brak.

El ministro de Defensa israelí, Israel Katz, había anticipado este ataque semanas antes, declarando que las redes estatales iraníes servirían “como objetivos militares legítimos”. Según Katz, la ofensiva buscaba bloquear la “megafonía de propaganda” del régimen iraní.

En su defensa, el primer ministro Benjamin Netanyahu reiteró que Israel está decidido a golpear a todos los aliados militares de Irán y aseguró que no requiere autorización externa, incluso de Estados Unidos, para hacerlo

Este ataque contra IRIB marca una nueva etapa en la confrontación, en la que el blanco ya no son solo emplazamientos militares y nucleares, sino también centros de comunicación. Para Irán, esto constituye un cruce de “líneas rojas” que amenaza con una escalada aún mayor y con la ampliación del conflicto a nivel regional.



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